Superman ya no lleva capa sino bastón

Uno de los momentos más difíciles que me ha pasado fue cuando me dí cuenta que mi viejo se estaba poniendo viejo. Que ya ese superhéroe inmejorable que arreglaba todo en la casa, que se despertaba más temprano que todos para trabajar en el jardín, hacer compras y preparar comida exquisita le quedaban las ganas pero no las energías de hacerlo. Mi supermán ya no tenía capa sino bastón.

Todo se fue dando gradualmente, no fue de la noche a la mañana, vi como poco a poco fue cediendo el puesto de piloto cuando estaba cansado y llovía, como me dejaba arreglar el grifo de la cocina, como me dejaba usar la segueta para que fuera yo el que cortara el tronco. Todo eso en su momento lo vi como si el me estuviera enseñando y dejándome practicar para cuando el no estuviera, ahora creo que realmente lo que pasaba era que se estaba quedando sin energía.

A lo mejor mi mente trataba de no hacerme caer en cuenta para protegerme de mi mismo. Si es difícil ver como se retiran mis jugadores favoritos, imagínense como me sentiría al ver retirar a una de mis personas favoritas.

En mi niñez lo veía con admiración, el mejor papá del mundo que lo sabe todo. En la adolescencia lo veía como el papá fastidioso. En la adultez lo volví a ver con ojos de admiración por todo lo que logró y sigue logrando. Y cada vez que lo veo, sin que el se de cuenta, me enseña mucho sobre mi comportamiento y porque soy como soy.