jueves, 13 de noviembre de 2008

You are my darling, you are my inspiration

No se como inspirarme.
No se puede forzar la inspiración.
Forzarla es como decirle a un árbol: "crece mas rápido, vamos tu puedes"
La inspiración no tiene horario ni fecha en el calendario, como diría el tío de los Grammys, Tío Simón.
Ella fluye libremente y (lamentablemente) no se puede represar y acumularla para usarla cuando queramos. Por donde fluye no hay un retorno en 3 Km, si se va se fue.
Inspiración que hoy, como verán, no pasó por enfrente de mi casa. O tal vez paso cuando estaba en el baño, o afuera de la casa. Quizás tenia a otra inspiración sobre la mesa.
Si uno pudiera inhalar inspiración, ¿que exhalaría?
Y ese es uno de los motivos por lo cual debe ser rudo ser escritor.
La inspiración viene y va, no sale de un grifo, osea para escribir algo el no depende de sí. Y si el escritor escribe (así como el cazador caza y el cocinador cocina y el bombero bombea), algo sin inspiración esta sujeto a que lo que escriba apeste mucho.
Sin la señorita I (he escrito tantas veces inspiración que la abreviare poniendo I, ya que i es un numero imaginario, el número que usted quiera ese es i) hay alta probabilidad y alta estadística, de que lo que escriba apeste, a pesar de que la inspiración no garantiza de que lo escrito sea bueno (¿es este el caso?).
Aparte de que la I va y viene, viene y va, vendrá y se ira, se ira y vendrá, aparte de que escribir sin ella es un riesgo potencial a bajar el auto estima, ya que lo escrito es tan pero tan malo que duele haber perdido ese tiempo que duró escribiendo, aparte de todo eso, depende de otro que sea bueno. Depende del no muy sano juicio de los lectores para saber si es es bueno o malo, malo o bueno, apesta o yupi, yupi o apesta.

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