Llego de viaje a lo que será mi hogar prestado por los siguientes meses. Por ahora no empiezo clases.
Mis tiempos de ocio se basan en hablar con Lennon, un perro blanco y peludo, con un ojos blanco y otro marrón, que no ladra, pesado y torpe con cola larga, curioso, inquieto, con uñas largas y muy lamedor. Es un perro simpático que se emociona cada vez que se abre una puerta, se la de la terraza o la de salir. Tiene como 8 juguetes distribuidos por todo el piso del apartamento, incluyendo uno en el baño donde si lo dejas entra con uno y si lo dejas afuera te espera fiel a que salgas. Es todo un personaje imposible de pasar desapercibido.
En estos días he tenido pasando un jet lag bastante fastidioso que me hace dormir las 8 horas en 2 tandas, en la madrugada y en la tarde, tengo pocas que hacer, por eso escribo esto después de resignarme que nunca encontraré inspiración durmiendo al estilo coitus interruptus. Para entretenerme y adaptarme a este nuevo hogar donde estaré poco mas de 2 meses, me gusta ir a la pequeña terraza a tomar agua (o cerveza) y comerme unas almendras o una fruta. El perro, apenas abro la puerta se sale el primero de manera algo atolondrada, luego de olfatear el aire que llega al tercer piso, se sienta a mi lado recostando el hocico en la parte baja de la baranda. En es posición el escucha mis pensamientos sobre este viaje que me ha llevado al otro lado del mundo, a otros hemisferios, a ver el agua bajar en otro sentido, a poder abrazar a todos mis hermanos en sus respectivas casa y ver su día a día en menos de 1 mes, algo difícil teniendo en cuenta que vivimos todos a mas de 800 kilómetros de distancia.
Lennon también ha escuchado lo que quiero en el futuro (algo parecido a lo que tienen mis hermanos), los planes A, B y C a corto, mediano y largo plazo. Ni el ni yo sabemos que ocurrirá, el me escucha porque es una excusa para el estar afuera y yo se lo cuento porque sería de locos hablar solo (¡claro! porque hablar con un perro es de personas super cuerdas), lo cierto es que en unos años espero tener mi propia terraza, sea al otro lado del mundo, en un pueblito en las montañas templadas, en una ciudad donde todo es mas grande o en un país tropical, con mi propio perro contándole como quiero que sean mis hijos mientras la futura madre está adentro preparando la cena, o quizás llamando una pizzería.
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